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El Sutra del Corazón - parte 1

Prabhuji Season 3 Episode 21

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El sutra del corazón no es sólo otro texto filosófico.

No es sólo otro manual de filosofía.

Es mucho más.

Es un recordatorio de lo que ya somos, de nuestra auténtica naturaleza despierta.

Cada palabra de este sutra está diseñada para guiarnos de regreso a nuestra verdad esencial.

No es un camino que se recorre hacia afuera, sino hacia lo interior.

Hoy iniciamos una serie de charlas dedicadas 

al Sutra del corazón de la gran sabiduría.

Mediante su estudio, exploraremos 

los conceptos fundamentales del budismo

mahayana y cómo integrarlos

en nuestra vida cotidiana.

Quiero invitarles a un análisis riguroso

pero accesible en el que recorreremos las

ideas centrales 

de este texto con claridad.

Su nombre en sánscrito es

Prajna Paramita Hridaya Sutra.

Encierra la esencia de la sabiduría

transcendental Prajna Paramita 

de la tradición mahayana 

en tan solo 14 sutras.

Este texto ha cautivado a eruditos 

y monásticos durante siglos 

y su sabiduría ha influido a millones.

Comenzaremos por explorar su contexto

histórico, estructura y

su relevancia filosófica.

El Canon Prajna Paramita constituye 

un grupo de textos esenciales dentro del

budismo mahayana dedicado a la enseñanza

de la sabiduría transcendental Prajna.

Este tipo de conocimiento supera 

las limitaciones del entendimiento conceptual ordinario

y desvela la realidad última.

La vacuidad, Shunyata.

El término Prajna Paramita traducido como

Perfección de la sabiduría 

hace referencia a un conjunto de enseñanzas

que busca desarrollar esta realización.

Estos textos aunque se le atribuyen

tradicionalmente al Buda, en realidad

fueron compuestos progresivamente durante siglos,

reflejando el desarrollo

doctrinal del mahayana y adaptándose

a las necesidades de sus comunidades.

El Canon incluye diversas versiones 

que difieren en extensión y propósito.

Entre las más destacadas se encuentran

los sutras de 100.000 versos, 25.000 versos

y 8.000 versos, cada una dirigida

a diferentes niveles de

comprensión y práctica.

También se conservan formas más breves 

y accesibles como la célebre, primero que nada

el Sutra del corazón que nosotros

comenzamos a estudiar, 

el Prajna Paramita Hridaya Sutra.

Pero también tenemos el Sutra del Diamante 

Vajrachedika Prajna Paramita Sutra

los cuales 

sintetizan los principios fundamentales

de manera poética y concisa.

El Sutra del corazón captura lo esencial

de las enseñanzas sobre la vacuidad o Shunyata,

que sostiene que nada es independiente.

Por otro lado, el segundo, 

el Sutra del Diamante profundiza en 

cómo el lenguaje 

y las ideas que usamos para entender 

la realidad son en cierto sentido ilusorias.

En términos doctrinales y prácticos,

estos textos no solo describen

la naturaleza de la realidad, 

sino que también ofrecen 

un camino espiritual articulado.

Este camino se fundamenta en
las seis perfecciones, paramitas, 

generosidad, conducta ética,

paciencia, esfuerzo, esfuerzo diligente,

meditación y sabiduría,
consideradas virtudes esenciales

para todo aquel que
aspira a la iluminación.

Además, subrayan la
relevancia del bodhisattva

una figura central
en el Mahayana. 

De este modo, el canon
prajna paramita representa 

un fundamento teórico y práctico del budismo Mahayana,

ofreciendo tanto a una perspectiva

profunda sobre la naturaleza de la existencia 

como una
guía ética y meditativa 

para el logro de la iluminación o el despertar.

Su riqueza
conceptual y diversidad textual 

lo convierten en un
referente ineludible 

dentro de la tradición budista. 

En términos históricos, el corpus
refleja una época de expansión 

y cambio en el
budismo. 

Ayudó a conectar las enseñanzas más
tempranas con las nuevas ideas,

adaptándose a diferentes culturas y tradiciones. 

Estos textos
emergen durante una etapa crucial

cuando el Mahayana
comenzaba a tomar forma

como una corriente
independiente. 

En esta época, los sabios y maestros budistas 

buscaban responder a preguntas
fundamentales sobre la naturaleza de la realidad, 

el propósito de la práctica espiritual 

y la relación entre la experiencia 
mundana y lo absoluto. 

Además, la Prajña Paramita fue la base, 

el fundamento para el
desarrollo de escuelas como la Madhyamika,

liderado por el maestro
Nagarjun, famosísimo Nagarjun.

Él elaboró una visión
sistemática sobre la vacuidad.

La Prajña Paramita surge como un
esfuerzo por superar las limitaciones inherentes

a ciertas interpretaciones
iniciales de las enseñanzas budistas.

Esta doctrina se
propone trascender las concepciones ordinarias, 

desvelando una
visión más profunda de la realidad,

un estado de interconexión universal,

caracterizado por el
cambio constante sin una esencia fija.

Representa un enfoque renovado y
dinámico para comprender el mundo, 

alejándose de las perspectivas
rígidas y absolutistas 

que fijan límites al
pensamiento y la vivencia.

Aunque estos textos son complejos,

porque son complejos,

su mensaje tiene
profundas enseñanzas y significados.

Nos invitan a dejar
atrás nuestras ideas fijas

y observar que todo está
interconectado y en constante cambio.

En última instancia,

son una guía para vivir
con sabiduría y compasión 

en un mundo que por su
naturaleza es siempre impermanente.

Además,

estos textos

ayudan a superar las ilusiones,

las fantasías

y comprender la realidad
desde una perspectiva meditativa.

Se cree que el sutra del corazón fue
compuesto en el primer siglo de nuestra era.

Según los estudios más reconocidos,

su autor podría haber sido
un monje de la escuela sarvastivada

que residía en el imperio Kushan 

o posiblemente un
practicante que abandonó dicha escuela

para integrarse al Mahayana.

Este hecho resulta
especialmente significativo,

ya que evidencia la diversidad
de perspectivas y la riqueza doctrinal

que caracterizaba al Budismo
en sus primeras etapas de desarrollo.

Sin embargo,

el origen exacto del sutra
del corazón ha generado debates.

La teoría más
polémica proviene de Jan Nattier.

Jan Nattier, justamente
ayer estaba leyendo algo de ella,

quien sugiere que el
texto se compuso primero en chino.

Aunque esta idea ha ganado
apoyo en ciertos círculos académicos,

muchos monjes budistas creen que el
texto fue originalmente escrito en sánscrito.

Este debate no es sólo
académico, es un recordatorio

de cómo el budismo
desde sus mismos orígenes

ha sido un diálogo
constante entre culturas y lenguas.

Las primeras traducciones
al chino fueron hechas por Zhi Qian

en el tercer siglo de nuestra era,

Kumarajiva hacia el cuarto
siglo y Xuanzang en el séptimo siglo.

Su versión fue la más influyente,

sintetizó elementos
culturales y filosóficos y así

facilitó su aceptación
en diversas escuelas budistas.

Él estableció el texto
como un sutra e introdujo el término

Hridaya, corazón, Hridaya en el título.

y porque es literalmente
el corazón de esta tradición.

El sutra del corazón se
recita como parte de ceremonias diarias

en las escuelas zen de
China, en Japón, en Corea,

en Corea, donde estudió este muchacho
que tuvo oportunidad de conocer en Israel,

Nisim Amon, él
estudió en Corea y en Vietnam.

En Japón, la escuela Shingon, fundada
por Kūkai, lo adoptó como un texto esencial,

integrandolo en sus prácticas esotéricas.

Por otro lado, en el tibet,
este sutra es estudiado con rigor,

destacándose como una
herramienta en el sendero.

Sin exagerar, diremos
que une a todo el Mahayana,

su influencia trasciende las
divisiones geográficas y doctrinales,

consolidándolo como un
texto universal dentro del budismo.

El sutra del corazón es un diálogo,

un diálogo en el que Avalokiteśvara,
el bodhisattva que personifica la compasión,

imparte a
Shariputra, la prajña paramita 

que es la sabiduría que
lleva más allá del sufrimiento

o que nos ayuda a
trascender el sufrimiento.

El bodhisattva renuncia a
la liberación individual, personal,

para dedicarse a la
iluminación de todos los seres.

La prajña paramita es la guía que nos
permite avanzar con compasión y claridad,

evitando caer en las trampas
egoicas de las ideas preconcebidas.

Para comprender, el sutra del corazón 

es esencial partir de
una premisa fundamental.

Todo ser y ya
posee la naturaleza de Buda,

la naturaleza búdica.

Esta afirmación no debe
interpretarse como una metáfora

o una expresión poética, sino

como una verdad central en la
tradición budista mahayana.

Aunque pueda parecer
increíble desde una perspectiva ordinaria,

este es el punto de partida
del mensaje transmitido por el budismo.

A diferencia de
otras tradiciones que apelan

a la noción de seres
inherentemente pecadores,

pecaminosos, caídos, el
budismo se dirige, dirige sus enseñanzas,

su mensaje a
aquellos que son, en esencia,

esencialmente, budas
en potencia, pero dormidos.

Su mensaje enfatiza que la
iluminación no es algo externo,

que debe adquirirse, obtenerse,
lograrse, sino una realidad inherente

que permanece oculta por la
ignorancia y el apego y que puede ser redescubierta

mediante el cultivo de la
sabiduría y la práctica espiritual.

El budismo no te pide buscar en el
exterior una verdad que ya reside en ti como tú.

No como lo que crees ser, piensas ser.

No como lo que te parece que
eres sino como lo que realmente eres.

Vivimos en una sociedad que nos ha
condicionado a creer que estamos incompletos,

que necesitamos
algo externo para ser plenos.

Se nos ha dicho que somos
mendigos carentes de lo esencial,

atrapados en la
ignorancia o en el pecado.

Estas ideas se han
repetido tanto 

que se han convertido en una
especie de hipnosis colectiva.

Hemos sido hipnotizados con
la idea de que debemos completarnos.

El primer paso en el
proceso de desprogramación

es reconocer que
nuestra autenticidad es búdica.

Debes encender una lámpara que
disipe la oscuridad de tu ignorancia.

Algunos podrían temer que
creerse un buda puede inflar el ego.

Pero el yo aparentemente independiente,

separado es solo una
construcción mental ilusoria.

Que usamos para definirnos.

El fenómeno egoico no
necesita ser aniquilado, destruido.

Porque no existe. Se
trata solo de una ficción.

Esto no significa que
no existas como ser consciente.

Solo señala la naturaleza ilusoria

de tu voz interna que te
dice no eres suficiente.

Debes ser
completado. Debes demostrar tu valor.

Debes obtener el
reconocimiento y la admiración de otros.

O debes ser superior a otros.

Pero no nos
equivoquemos. Este camino no es fácil.

Practicar la perfección de la
sabiduría requiere cuestionar nuestras propias ideas,

creencias, conclusiones, nuestros apegos.

Incluso aquellos que
consideramos fundamentales en nuestra vida.

Por eso la prajna paramita a menudo
se representa como la gran madre.

Un símbolo de
perfección, guía, intuición espiritual.

Es la matriz que
contiene todo el conocimiento.

Pero también el vacío donde
todas las dualidades se disuelven.

Explica las cuatro nobles verdades
y la cadena de causas interdependientes.

presenta un mapa de nuestra
mente y un sendero para liberarnos de ella.

Este énfasis en el
vacío tiene paralelismos

y contrastes con otras
tradiciones filosóficas y religiosas.

Por ejemplo, en el Vedanta Advaita, en el

Vedanta no dual,
encontramos la noción de Brahman,

la realidad última que
subyace a todo lo manifestado.

Sin embargo, mientras el Brahman
es concebido como una esencia universal,

el budismo desafía la idea
misma de una esencia inherente.

Argumenta que incluso las nociones de lo absoluto

son constructos que deben trascenderse,

deben ser trascendidos.

De manera similar, en el misticismo cristiano

hay una
búsqueda de unión con lo divino

que recuerda el camino del bodhisattva.

No obstante, en el
cristianismo, la unión implica

un acercamiento a
Dios como entidad trascendente,

más que un reconocimiento de que no
hay separación entre el buscador y lo buscado.

Ahora bien, ¿qué
significa todo esto para nosotros?

En nuestra vida cotidiana, muchas veces

nos encontramos
atrapados en preocupaciones,

miedos, apegos.

Nos identificamos con roles, etiquetas

y logros, olvidando que
todo eso es tan transitorio

como las olas en el océano.

La práctica del
prajna paramita nos invita a

soltar estas
ataduras y redescubrir 

nuestra verdadera naturaleza.

Aquí se precisa una aclaración.

conocimiento se refiere a aquello que

obtenemos o adquirimos del
mundo externo, es información

que aprendemos de libros,
profesores, conferencias, cursos o experiencias.

La sabiduría por otro lado conlleva la
integración de lo aprendido a nuestra vida.

Es más profunda que el
conocimiento, pero sigue dependiendo del exterior.

Por su parte, Prajna, en el
contexto budista, va más allá de ambas.

Prajna es la
sabiduría original y primigenia

que surge de las
profundidades de tu propio ser

de la consciencia misma.

Es imposible
obtenerla desde lo exterior, 

ni siquiera a través
de la experiencia directa.

Es una verdad que ya descansa en ti 

como una semilla
esperando el terreno adecuado para germinar.

Esta sabiduría no depende del
tiempo, del espacio, ni de las circunstancias.

El término paramita anade una dimensión extraordinaria.

Significa trascendente o más allá.

Nos lleva a un estado en el que 

las categorías del tiempo
y el espacio se desvanecen.

En nuestra experiencia cotidiana

vivimos estructurados por el
tiempo, pasado, presente,

futuro.

También estamos
limitados por el espacio aquí y allá.

Cuando alcanzamos el estado de parámita,

estas referencias
se disuelven, se evaporan,

se reposa, se descansa en la
consciencia pura, libre de las limitaciones habituales.

Finalmente llegamos al
camino que propone el sutra del corazón.

Este no sugiere una carrera para obtener,

lograr, adquirir y
acumular logros espirituales.

Más bien propone un
despejo de la confusión.

La sabiduría
budista nos invita a desmontar

la ilusión de que
nos falta algo esencial.

O alguien esencial.

Cuando la idea de
una carencia se disuelve,

emerge nuestra
verdadera naturaleza budica.

Somos soberanos de un reino
interior que siempre ha sido nuestro.

Pero para
reclamarlo, es necesario encender 

la lámpara de la
sabiduría y reconocer la consciencia.

El sutra del corazón no
es sólo otro texto filosófico.

No es sólo otro manual de filosofía.

Es mucho más.

Es un recordatorio de lo que ya
somos, de nuestra auténtica naturaleza despierta.

Cada palabra de
este sutra está diseñada 

para guiarnos de regreso
a nuestra verdad esencial.

No es un camino que se recorre
hacia afuera, sino hacia lo interior.

Es un sendero de aquí a aquí.

El despertar no es un destino lejano.

Es volver a retornar al
lugar que nunca hemos dejado.

Es regresar al sitio que en
realidad jamás hemos abandonado.